TÍTULO: La asquerosa enciclopedia
AUTOR: Kirén Miret
ILUSTRADOR: Alberto Monte
EDITORIAL: pLneta
EDICIÓN: Primera
AÑO: 2015
LUGAR: México
TRADUCCIÓN: Ninguna
ISBN: 9786070731402
EDAD RECOMENDADA: 8 años en adelante
RESEÑA REALIZADA POR: Cyntia Irais Trujillo López
Este libro surge de la mezcla de la escritora Kirén Miret, quien una vez soñó con un extraño cono y fue ese onírico mensaje el que la inspiró a convertirse en empresaria heladera; y de la mirada humorística de Alberto Montt, quien confiesa que vivir de la ilustración se siente como vivir de ser astronauta.
A la prometedora portada le sigue el primer atisbo de lo que nos espera: “este libro fue escrito sin zapatos”, para después volcarse en promesas de diversión, marranadas a montón, pasando por los clásicos temas escatológicos y el plus de alarmar al padre o madre que inocentemente deposite este libro en las manos del lector.
Como todo buen ejemplar asqueroso, las hediondas moscas sobrevuelan a su alrededor, su pestilente índice incluye: ronchas, llagas, flemas, hongos, granos, pañales, zapatos olorosos y más inmundicias citadas en este compendio de cochinadas de A a la Z.
En cada una de las pestíferas, nauseabundas o repugnantes palabras de esta enciclopedia, se describen no sólo un significado; sino que se reúnen conocimientos de disciplinas tan variadas como: sociología, biología, botánica, etimología, anatomía, medicina en su sentido clásico y tradicional; vertidos de manera ágil, amena, divertida, genuina y accesible, lo que asegura que el lector sienta la sincronía del asombro compartido con la autora.
En su diseño la composición y estructura de las páginas, la distribución de las imágenes, el texto y los cuadros de información extra son previsibles y constantes; la elección tipográfica y de la gama de colores, converge a la perfección y abre paso a la propuesta de ilustración, donde es plenamente identificable el estilo de un ilustrador como Montt, cuyo aporte obvio es reforzar con su característico humor gráfico el texto, pero también logra tentar al lector más impávido, generando una expectativa sobre la información a través de sus imágenes nítidas, llenas de detalles y juegos visuales en complicidad continua con el tono de la narrativa; las ilustraciones se manifiestan llamativas en la media página y recurrentemente, se salen de la misma en un juego que hace referencia a los fluidos inmundos que nos emanan del cuerpo. Montt remata su trabajo con pequeños condensados gráficos a modo de viñetas, con los que se da pie a los datos curiosos, que van desde récords hasta datos perfectamente inútiles, de esos que bien podríamos usar en la sobremesa de una deliciosa cena familiar, claro, si la intensión de no volver a ser invitado por la tía incómoda o el suegro metiche.
Somos un cúmulo de sonidos, humores y hábitos asquerosos, mal olientes, apestosos y nauseabundos, un espécimen que vuelca hacia sí mismo su atención. Es esta suerte de filosofía del cuerpo, la que se puede gestar dentro de este libro o llevarnos a dialogar con otros textos a los que también les intrigan nuestras Secreciones, excreciones y desatinos, desde los más recientes como: El pedo de Laurie Cohen y Nicolas Gouny (ilustrador) editado por Tramuntana, pasando por Todos hacemos caca de Taro Gomi editado por Blackie Books; sin dejar de reconocer a los precursores mundiales, por ejemplo, El topo que quería saber quién le había hecho aquello en su cabeza de Werner Holzwarth y Wolf Erlbruch (ilustrador) editado por el Centro Editorial de América Latina, y el célebre referente mexicano: El libro de las cochinadas de Juan Tonda y Julieta Fierro, ilustrado por José Luis Perujo y editado por Adn Editores; todos estos títulos que nos instruyen sobre temas escatológicos tienen el componente del humor y también logran sobreponerse a lo efímero de la risa, ya sea a través de una historia muy bien construida o sobre la base sólida de la información; este ejemplar se decanta más por el segundo estilo y sobrelleva el peso de sus predecesores de manera digna.
Sin dar respuesta a todas las cochinadas de la vida, porque qué sería la vida si tuviéramos todas las respuestas (por muy fétidas que fueran); este texto se nos presenta certero y motivador, nos aplica la dosis para querer más, en sus 183 páginas y sus 29 palabras, que tal vez se quedan cortas para ser nombradas enciclopedia. Queda como una especie de bruma que baja lentamente y por sí sola, la pregunta: ¿Qué otra asquerosa palabra pondría yo en la Ñ, la X o la Y?, pues también es de destacar la ingeniosa manera en la que la autora resuelve este conflicto letrístrico.
Ya seas un niño o niña pulcro, alarmista o chamagoso; o un adulto, recordando que se olió los sobacos o se sacó un moco por curiosidad, este libro incita al investigador en ciernes, al curioso observador que aún se alberga en nosotros.