Título: Alicia en el país de las maravillas
Autor del libro: LEWIS CARROLL
Editorial: FCE
Ilustrador: RÉBECCA DAUTREMER
Edad recomendada: 0
ISBN: 978-607-16-0814-7
Edición: 1ª. Edición. EN FRANCÉS 2010
Reporte realizado por:
"Alicia en el País de las Maravillas" Libro basado en la versión original de Lewis Carroll del año 1865, con magníficas ilustraciones de Rébecca Dautremer que nos presenta a una Alicia distinta a la de Walt Disney, una Alicia morena con el pelo por los hombros y melancólica, reflejo auténtico de la Alicia real de Carroll basándose en las fotografías de la niña que inspiró al autor y así lo muestra al final del libro mediante una foto de Alice Liddell “La verdadera Alicia…la real”.
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Fruto del trabajo de la documentación de la experiencia y de la investigación del programa Seguimos Leyendo nace el libro del mismo título.
Las voces y los sentimientos auténticos y espontáneos de las niñas y los niños que cada semana con alegría reciben a sus lectores y lectoras son protagonistas en este texto, al igual que la comunidad educativa de estos contextos y por supuesto los lectores y lectoras voluntarias.
El encuentro con la realidad lectora en México y en Oaxaca desde una doble mirada intra y extraescolar brindando pistas sobre cómo acercar la literatura infantil y juvenil nos la proporcionan Adriana Alonso, Ramón Salaberría, Rafael Cessa y Socorro Bennetts.
Oaxaca
Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca
Seguimos Leyendo
Cuando fui convocada a trabajar por primera vez con lectores voluntarios del programa, en el año 2012, estaba lejos de pensar en qué se iba a convertir nuestro encuentro inicial, en un salón del DIF. Desde el principio hubo una química excelente; el grupo recibía con entusiasmo las propuestas de trabajo y yo iba de sorpresa en sorpresa: los niños lectores de San Antonio de la Cal; los abuelos y abuelas, las audaces madres de familia.
Todas personas que hacen parte del programa Seguimos Leyendo, como lectores voluntarios en escuelas públicas. El grupo es increíblemente heterogéneo: amas de casa, maestras jubiladas y en servicio; costureras, jóvenes profesionales de distintas disciplinas, artesanos, y un largo etcétera que suele quedar en segundo plano durante los encuentros. Lo que nos reúne es la experiencia de mediación entre un libro y un grupo de niños.
A lo largo de estos encuentros descubrí un grupo extremadamente interesado en compartir experiencias, cada vez más dispuesto a la escucha, y con voluntad de tejer saberes con otros. Muy rápidamente pudimos entrar en materia, siempre la voz primera a cargo del grupo. Mientras se desmadejaba la experiencia (los conflictos, los momentos de gloria, los desconciertos y los frentazos) avanzamos a grandes brazadas en un camino lector individual y de grupo. Describo a continuación mi experiencia como coordinadora del círculo de lectura mensual para lectores voluntarios del programa Seguimos Leyendo, de la Fundación Alfredo Harp Helú de Oaxaca.
1) El espíritu de los encuentros mensuales.
El grupo surgió con la intención por parte de la FAHHO de dar un paso en el programa de formación de mediadores. Comenzó a haber en las escuelas una cantidad d electores comprometidos y conocedores, cuyas necesidades iban cambiando a medida que el proceso avanzaba. Era necesario buscar un esquema complementario a los talleres temáticos. Un espacio dedicado específicamente al mejoramiento continuo de la labor de los voluntarios, donde fuera posible compartir experiencias y recibir retroalimentación.
Había que ofrecer un eje que permitiese
Se trata de un sábado mensual, en que los nos reunimos en sesiones de tres horas (un grupo en el turno matutino y otro en el vespertino), y dedicamos ese tiempo a explorar, mediante ejercicios y reflexiones conjuntas, diversos ámbitos del campo de la formación de lectores.
Algunas de las actividades que se llevan a cabo de forma transversal son las siguientes:
Actividades que hacemos de manera esporádica:
Explorar de diversos espacios de circulación de la cultura escrita. Visitamos una librería, y socializamos la experiencia. Múltiples frentes y horizontes se abrieron a la valoración del grupo de lectores. Dio pie a una importante reflexión sobre el lugar que los mediadores ocupan en la cadena del libro. Está pendiente aún la visita a una biblioteca y a un espacio público abierto.
Compartir nuestras lecturas de un texto teórico. Iniciamos un rico ejercicio de lectura lenta de un artículo esencial para el andamiaje teórico de las intervenciones. ‘Dime’, de Aidan Chambers. Un texto fundamental para el programa, conocido para varios de los lectores voluntarios, pero que logramos abordar desde una perspectiva (y una experiencia) distintas. Ha sido un espacio muy demandado, la experiencia de pensar juntos fue algo inédito para muchos, y altamente estimulante. La idea es continuar y hacer permanente esta tarea mensual.
Trabajar con niños en grupo de mediadores. Vivir el trabajo conjunto con otros promotores, y tener la ocasión de observar, registrar y socializar la experiencia abre posibilidades insospechadas de autoobservación y crecimiento personal. En preparación, intervenciones colectivas en bibliotecas y otros espacios públicos
2. Qué ha pasado
Hemos ido expandiendo las fronteras. No sólo de lo que hacemos en las horas de voluntariado, sino también de lo que sucede entre nosotros mismos y los textos, y el mismo término ‘lectura’ es puesto constantemente a prueba con muy diversos ejercicios, con lo que se expande mes a mes en la concepción de los lectores. Traigo a colación el descubrimiento de una de las lectoras, en la última sesión: “Ahora veo que no es sólo leerles el cuento a los niños sin más; lo que hacemos es mostrarles que existe otro lugar, un lugar que no se ve y que nos hace personas. Esa vida interior, existe, está dentro de todas las personas, chicos y grandes. Y mejor aún: hay gente adulta que lo sabe y lo valora. El propósito de leer en voz alta ha crecido, se ha vuelto muy importante.”
Al grupo se han sumado nuevos compañeros. Lectores que cumplen ya algún tiempo en el programa, o que se interesan de manera especial. Esto ha sido muy benéfico. Da un aire fresco al grupo, pues no permite que los roles se anquilosen. Ofrece a los veteranos una oportunidad de compartir lo que han aprendido, y a los recién llegados una red de apoyo importantísima para entender y afinar la tarea.
Hay que decir que las conversaciones en el grupo han ido tomando un vuelo filosófico importante. De manera tácita, se ha ido asumiendo este círculo de lectura como un sitio natural para la reflexión en torno a las motivaciones, el mundo simbólico, las cuestiones éticas e ideológicas. Destaca el hecho de que la palabra se reparte bastante bien entre todos los miembros. Destaco la capacidad de escucha, que se ha ido agudizando y afinando. Esto último ha ido acompañado de la lectura de Momo por parte de la mayoría de los compañeros. Michael Ende mismo nos ayuda a reflexionar sobre este tema, en discusiones salpicadas por doquier de citas y ejemplos.
El aprecio del grupo por esta actividad es manifiesto (y recíproco. También para mí esta visita mensual a Oaxaca es un lujo). Todos manifiestan sentir que han crecido, que sus perspectivas se han ampliado, que se sienten más involucrados con la tarea, con menos trabas personales. Más seguros de sí mismos y de los hondos fundamentos de su actividad. Comprometidos de manera creciente con los intereses de los grupos (esto se ve claramente en los mecanismos y criterios de selección de los materiales).
La escritura ha detonado también descubrimientos sobre las capacidades personales. Escribir expande la lectura y expande también la noción de uno mismo. En este sentido el grupo muestra una disposición absoluta a la lectura, y hay ejemplos de un talento notable. Hemos logrado un grado de franqueza que hace que cada texto brille con luz propia, revelando cada vez más sobre la mano que lo produjo. De esta manera, casi un tercio del grupo ha iniciado o retomado la escritura de un diario personal, casi todos han reactivado su bitácora de notas y el entusiasmo a la hora de compartir sus escritos es notable.
Esta experiencia (aún en curso) me ha abierto perspectivas en lo profesional y en lo personal que rebasan ampliamente lo que esperaba en un inicio (¡que ya era mucho!). Cada vez más convencida de que las experiencias sistemáticas, planeadas y con visión de largo plazo son la apuesta que vale la pena hacer, y de que por definición, se trata de una labor plural y colectiva.
Carola Diez
Coordinadora del círculo de lectura mensual para Lectores Voluntarios del Programa "Seguimos Leyendo"
Octubre 2013- junio 2014
La Palabra es un pájaro
Carta de Lety Ricárdez a sus niños de la Escuela Múgica
Lectora Voluntaria del Programa Seguimos Leyendo
De la Fundación Harp Helú en Oaxaca
Participante en el Curso de Leescritura que imparte en Oaxaca
La maestra Raquel Olvera a través de su Método de Desbloqueo
Concluye mi tiempo contigo y antes de separarnos, quiero dejarte algo diferente a otras tardes. Hoy no vine a leerte un cuento. Hago patente nuestro amor por las palabras, y esta vez, utilizo las propias, en lugar de tomar prestadas las de alguno de nuestros autores preferidos.
Imagínate (y te anticipo desde ahora, que esta es una palabra mágica) Imagínate pues, una niña o un niño que ama las palabras, de una, de dos, de tres sílabas y más. Que las piensa de colores verde amarillo y naranja, o con sabor a frutas o a dulces comprados en el recreo. Que siente que una palabra sola, sin otra que la acompañe, es una palabra enferma de tristeza. Que le gusta enlazarlas como si fueran collares, o hacerlas girar como un trompo. Un niño o una niña que colecciona las palabras en la mente como si fueran postales de lugares que no conoce y quiere conocer algún día. Que cada día tiene más y más palabras, tantas y re—tantas que hasta le duelen, que se le caen encima, que ya no caben en la jaula donde las guarda y que de pronto, se da cuenta de que cada palabra es un pájaro que no puede cantar porque lo tiene encerrado y amontonado. Tan amontonado que ya no puede estirar las alas y se le están entumiendo. Pronto olvidará que alguna vez nació para volar. Ahora nuestra niña o niño, se angustia porque sabe que sus hermosos pájaros pueden morir. Entonces decide abrirle la jaula a algunas de sus palabras y escribe:
“Dicen que volar es mágico. Algunos pájaros lo saben. Si los encierran se mueren. Otros no.”
Nuestro niño o niña ahora está feliz, porque pudo abrirle la jaula a algunos de sus pájaros.
¿Verdad que hay pájaros que aprenden a vivir dentro de una jaula?
¿verdad que debe ser triste vivir así?
Pues todos tenemos pájaros en el alma y podemos decidir cómo van a vivir nuestros pájaros. Las palabras, nuestra capacidad de reunirlas para que formen frases, párrafos o historias nos hacen diferentes. Sólo nosotros los seres humanos podemos hablar verdaderamente. Los animales, y eso sólo algunos de ellos, poseen un lenguaje limitado, casi siempre de señas o sonidos guturales, sólo loros y pericos aprenden a repetir. Pero los animales no pueden hablar como nosotros. Nunca aprenderán a leer y mucho menos a escribir. Sin embargo hay hombres que a través de lo que escriben hacen hablar hasta a los animales, esas historias se llaman fábulas, las que ya hemos leído juntos, y tú sabes que ahí, los animales hablan sin parar.
Hablar, leer, escribir, son tres capacidades que deben ir una detrás de la otra. Tomarse de la mano y no separarse más. A esas tres capacidades les sigue otra, una que es tan importante como las anteriores. Tan valiosa como las otras tres juntas y te voy a contar cuál es.
Lo primero que escribió nuestra niña o niño, fue igual que abrir la jaula a sus pájaros, pero todavía estaban ahí, asomando el pico a través de la puerta abierta. Tenían miedo de irse, porque no recordaban el vuelo, esa hermosa sensación de liberarse del peso, de tender las alas y dejarse llevar por el viento. De llegar tan lejos como quisieran ir. Y es entonces cuando nuestro niño o niña, entendió cual es la otra capacidad que no ha ejercitado:
“Mostrar lo escrito es desasirse del miedo. Es igual que volar”
Y ahora si, nuestro niño—niña escribe esto, y comparte con sus amigos lo que escribió y escribe más y más, y cuenta, y lee también. Si ve un a película sabe narrarla tan bien que sus compañeros sienten que fueron ellos quienes la vieron, puede hablar de lo que quiera, de un partido de futbol, de un cuento que leyó, puede inventarlos también, y lo hace una y otra vez, y se da cuenta que mientras le abre la puerta a más palabras, muchas más llegan para habitar su jaula, porque ahí es donde los nuevos pájaros aprenden todas las estrategias del vuelo, para llegar más allá de donde nunca pensaron ir, así que verdaderamente feliz, nuestra niña o niño escribe otra vez:
“La palabra es un pájaro. Hace nido en la boca. Vuela.”
Te he escrito esta carta para decirte que por favor tengas presente , que tú ya tienes una relación fuerte con las palabras. Que recuerdes que ya has aprendido a volar y sólo necesitas practicar el vuelo.
Lety Ricárdez
"Compartir las obras con las demás personas es importante porque hace posible … entender más y mejor los libros" Colomer
21/11/2013, Oaxaca, Oax. Lara Reyes proveniente de España y María Emilia López de Argentina, se presentaron en el Museo de Filatelia (MUFI) para brindar la charla Conversar sobre los libros leídos: una experiencia de toda la infancia, como parte de las actividades del "Circuito Académico – Cultural Otoño" perteneciente a la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ).
Reyes y López se dirigieron a promotores de lectura para explicarles la importancia de generar un diálogo después de la lectura, para estimular la expresión oral y confianza de los lectores, ya sean niños, jóvene o incluso bebés.
La primera en tomar el micrófono fue María Emilia López quien tiene formación en letras, educación y psicología. Actualmente trabaja en un centro infantil enfocado a la estimulación temprana con enfoque en la literatura. Trabaja con bebés de 45 días a 3 años de edad aproximadamente. Por esta situación le pareció importante explicar que una conversación no necesariamente necesita palabras, también se "platica" con gestos y señas.
Lara Reyes trabaja con niños mayores, entre ocho y doce años. En su experiencia los chicos no sólo leen las palabras, sino también las ilustraciones, hecho que también los acerca al lenguaje visual.
Varias de las charlas con estos pequeños fueron transcritas y leídas en la ponencia para dar un mejor panorama de cómo desarrollar una conversación posterior a la lectura. En estos ejemplos abordaron temas como la muerte, la maldad, el miedo y relaciones familiares entre otros, que muestran cómo los niños sienten interés no sólo por los finales felices.
Ambas resumieron las ventajas de conversar sobre un libro:
-Favorece el lenguaje oral
-Crea referentes
-Fomenta la tolerancia hacia las opiniones de los demás
-Ayuda a crear seguridad en compartir ideas
-Acercamiento al lenguaje visual
-En bebés es un acercamiento al hábito de la lectura
Igualmente recomendaron estrategias a los promotores de lectura para iniciar estos diálogos:
-Si son las primeras conversaciones ayudar a los niños con preguntas preparadas, iniciando con las "fáciles" cómo ¿les gustó el cuento? ¿Por qué?
-Brindarles frases para completar. "El personaje principal me pareció…"
-Vincular la narración a experiencias personales
-Controlar las participaciones para que todos puedan expresarse
Las ponentes culminaron advirtiendo a los promotores que las pláticas no deben limitarse a hacer un resumen del cuento, sino pasar al análisis para que los participantes puedan expresar sus opiniones e inferencias.
El evento culminó con una ronda de preguntas y respuestas en la cual lectores voluntarios del programa Seguimos Leyendo, que fomenta la Fundación Alfredo Harp Helú y el DIF estatal, expresaron sus dudas para mejorar estas dinámicas con sus grupos de lectores.
Fuente: Brisseyda Vásquez